A pesar de los esfuerzos de Enders por demostrar lo contrario, estas máquinas propulsadas por motores de 500 pulgadas cúbicas con inyección electrónica de combustible y transmisión manual de cinco velocidades no son fáciles de conducir. Pero Enders hace que parezca fácil.

"Tuve que esforzarme mucho", dice. "Estoy muy orgullosa de mi manera de conducir, quiero ser la mejor de todas y nos queda mucho camino por recorrer, pero aun así creo que vamos bien". 

Practicó en un simulador para perfeccionar su técnica de salida, pero también da mucho crédito a su equipo Elite Motorsports, tanto por aumentar su confianza como por enseñarle a trabajar con la configuración y la conexión de su embrague. Sin embargo, en un deporte como las carreras de dragsters, Enders sabe que la responsabilidad final es del piloto y que no hay segundas oportunidades.

"Hay que ejecutarlo de la forma más perfecta posible, así que me esfuerzo mucho por no dejar que se me escape nada", afirma. "Quiero ser eficiente en ese momento y marcar la diferencia".

Enders creció en Houston, y tanto ella como su hermana pequeña Courtney siguieron los pasos de su padre Gregg como pilotos. Erica ganó su segunda carrera dragster junior y le siguieron docenas. Rápidamente ascendió en la categoría Sportsman y en 2004 ganó su primer evento nacional en Super Gas en en su circuito natal, Houston Raceway Park. 

Luego debutó en Pro Stock con Cagnazzi Racing en 2005. Dejó Cagnazzi en 2006, pero volvió en 2011, y en 2012 en Route 66 Raceway, cerca de Chicago, consiguió por fin la primera victoria de su carrera en Pro Stock después de siete años y siete participaciones en la ronda final.

"Siempre me dijeron que una vez que pagas tu derecho de piso y consigues por fin esa primera victoria, se abren las puertas, y por alguna razón así fue", dice Enders.

Se unió a Elite Motorsports, propiedad de Richard Freeman, para la temporada 2014 y ganó su primer campeonato ese año. Le siguió otro en 2015 y ganó dos títulos más en 2019 y 2020.

Enders encontró su hogar en Elite Motorsports, donde los recursos son abundantes y el compromiso del equipo con ella como piloto le permitió concentrarse en su trabajo. El equipo Elite es una empresa familiar, en la que trabajan los dos hermanos de Richard Freeman y dos de sus sobrinos. El padre de Freeman, Royce, también formaba parte del equipo antes de fallecer en el verano de 2022.

"No importa cómo salgan las cosas, es familia", dice Enders. "Lo dije un millón de veces, las personas son la parte más importante del rompecabezas, y cuando esa es la prioridad en tu trabajo, no creo que haya lugar para el fracaso. Es un ambiente genial para trabajar".

Además, Courtney Enders viaja a todos los eventos y se encarga de las relaciones públicas y las redes sociales de su hermana. En palabras de Erica, es "mi mayor promotora".

"Está siempre a mi lado, cree en mí cuando yo no creo en mí misma", dice Erica Enders. "Siempre me levanta el ánimo. Soy muy afortunada de tenerla aquí".

La familia siempre fue importante para Enders, y tanto ella como su hermana Courtney contaron con el apoyo de sus familiares más cercanos en todos sus proyectos. En 2012, Erica Enders se convirtió en la primera mujer en ganar una carrera Pro Stock, y en 2014, se convirtió en la primera mujer en ganar un campeonato en la categoría. Pero aunque está orgullosa de esos logros, en otro sentido, gracias a cómo fue criada, no son lo más importante. Lo importante es que logró esos hitos por ser buena corredora, y no por ser mujer. 

"Mi hermana y yo crecimos en una casa donde el género no importaba, nuestros padres eran prácticos y estaban presentes", dice Enders. "Siempre bromeo y digo que vivíamos en una burbuja, creíamos que podíamos hacer cualquier cosa. Que éramos las más listas, las más guapas, las mejores, así nos habían educado".

"Cuando llegas a este mundo es muy diferente. Y otra vez en broma digo que me pincharon la burbuja. Es un entorno diferente y la gente no es [siempre] positiva ni amable, así que fue un duro golpe para cómo yo pensaba que era el mundo. Pero creo que mi padre y mi madre [Janet Lee] hicieron un gran trabajo enseñándonos que todo era posible con mucho esfuerzo, creyendo en uno mismo y rodeándose de la gente adecuada".

Durante la mayor parte de su carrera, Enders también formó parte de la familia Chevrolet y del equipo Chevy. Cuando empezó a probar en Pro Stock, el Chevy Cavalier era la entrada de la marca en la categoría, antes de pasar al Cobalt y finalmente al Camaro.

"GM me apoyó desde el primer día", afirma.

Hoy en día, casi todos los autos de la categoría son Chevrolet Camaro, y Enders señala los bloques y las culatas, las carrocerías, la I+D y el tiempo en el túnel de viento aportados por el Corbatín como factores importantes en los logros del equipo.

"Todo eso desempeña un papel muy importante en nuestro éxito y es la única marca que cuenta con apoyo de fábrica aquí", afirma Enders. "Es muy significativo para todos nosotros".

Enders es aficionada a Chevrolet desde hace mucho tiempo; ella y su padre están construyendo un Nomad 1957 con el objetivo de convertirlo en un vehículo del calibre de los que ganan el prestigioso premio Ridler del Detroit Autorama.

"Es muy pandillero", dice Enders.

Cuando estaba en la escuela secundaria, también tenían un Chevrolet Chevelle 67 al estilo "sleeper" con un motor de 468 pulgadas cúbicas, y más tarde tuvieron un Camaro 1969 del famoso diseñador Boyd Coddington.

Mientras tanto, en su Pro Stock Camaro, Enders se enfrenta a una dura competencia en el resurgimiento de la categoría. Tras la crisis financiera de finales de los años 2000 y los cambios en las reglas a mediados de los años 2010, las oportunidades empezaron a disminuir a medida que cambiaba la economía del deporte. Durante varias temporadas, muchos de los pilotos eran empresarios de edad avanzada, siendo Enders una de las pocas competidoras menores de 40 años.

Sin embargo, su equipo Elite Motorsports, junto con su fuerte rival KB Racing, trabajaron con la NHRA para ampliar las participaciones y crear un grupo completo en cada evento. Ahora, a medida que la categoría se reinventa tanto en asequibilidad como en imagen, la mera clasificación para cada carrera no está garantizada, y Enders se encuentra compitiendo contra muchos pilotos que tienen más o menos la misma edad que ella cuando irrumpió en escena. 

"Creo que le encontramos la vuelta y estoy muy orgullosa del pequeño papel que desempeñamos en ello", afirma, "el panorama ha cambiado y ahora es un grupo de chicos jóvenes. Siento que le demostramos a todo el mundo que las aguas están bien, que entren, que no es algo inalcanzable".

Dentro de Pro Stock, las feroces rivalidades personales y de equipo forman parte de la categoría, encabezadas por las múltiples batallas entre Elite y KB, en las que ninguno de los dos esconde su profundo deseo de vencer al otro. Y vencerlo por mucho. Enders afirma que las rivalidades en las carreras de dragsters son esenciales, al igual que en otros deportes de automovilismo y palo y pelota.

"A la gente le encanta esa polémica, las discusiones subidas de tono y los momentos tensos", dice. "Las rivalidades son grandes, pero cuando dejas eso a un lado, el respeto, por supuesto, está ahí y todos trabajamos juntos entre bastidores para hacer de esta clase lo que es".