2020-06-12 | Revista New Roads de Chevy

Giving Back, Not Giving In

Gratitud: al estilo de Nueva Orleans

Los propietarios de Chevy son el pulso de Estados Unidos. Y por todo el país están surgiendo historias de gente que actúa con integridad, generosidad y valentía. En nuestra serie "Giving Back, Not Giving In" queremos destacar a estos héroes cotidianos que dan de sí para ayudar a sus vecinos y comunidades a sobrevivir y prosperar.

 

La situación está mejorando para los residentes de Nueva Orleans y los clientes fieles del restaurante Johnny Sánchez. Miles Landrem —el chef y copropietario del local— dirigió a su equipo durante lo peor de las primeras etapas de la crisis del coronavirus retribuyendo a su barrio en su Chevy Tahoe, con la ayuda de esos mismos vecinos.



"La gente aquí se da cuenta de lo frágiles que son los restaurantes, y que son importantes en la comunidad", dice Landrem, que nació aquí mismo en Nueva Orleans. "Aquí en Nueva Orleans, la gente está hablando sobre qué va a cenar cuando está almorzando". El chef, que tuvo varios trabajos en el sector gastronómico cuando estaba cursando sus estudios terciarios y luego estudió en el prestigioso International Culinary Center de Nueva York, nos cuenta verdaderamente agradecido el apoyo que recibió su restaurante cuando el gobierno ordenó quedarse en casa.



Landrem y su socio comercial, el famoso chef Aarón Sánchez, decidieron cerrar el concurrido comedor del restaurante después de que salieron las primeras declaraciones de emergencia. Pero la comunidad se unió para apoyar a Johnny Sánchez, y el restaurante le devolvió el favor. "A la fecha recontratamos 38 trabajadores", comenta Landrem.



En el proceso de volver a abrir el comedor a mediados de mayo —al [#0]} por ciento de capacidad, unas 30 personas— surgieron retos enormes que resultaron ser grandes oportunidades de servir a la comunidad.
 

La gente aquí se da cuenta de lo frágiles que son los restaurantes y que son importantes en la comunidad. Aquí en Nueva Orleans la gente está hablando sobre qué va a cenar cuando está almorzando.

Hablando sobre los primeros días de la crisis, Landren dice: "No nos íbamos a rendir sin dar pelea". Landrem y Sánchez todavía eran propietarios relativamente nuevos del restaurante cuando la ciudad se cerró para aplanar la curva. Tuvieron que despedir a la mayoría del personal, y los pocos empleados que quedaron transformaron las operaciones del restaurante para dejar de servir en el lugar y empezar a vender comida para llevar. "Nos sorprendió muchísimo el éxito que tuvimos", recuerda Landrem. El nuevo modelo de negocio provisorio rápidamente tomó impulso.

 

Landrem explica cómo la comunidad y el restaurante se apoyaron mutuamente: "Por ejemplo, regalamos comida a la Policía de Nueva Orleans y a la Policía Estatal de Luisiana. Además llevamos comida a los trabajadores de emergencias en centros de Asuntos de Veteranos y a hogares de ancianos".

 

Los proveedores y clientes regulares del restaurante también colaboraron. "Venían al restaurante día por medio y hacían pedidos de $300 o $400 para llevar [a un hospital] y donar", cuenta Landrem. "Hasta nos llamaron de una compañía de construcción para decirnos: 'Queremos alimentar a un turno del hospital', y nos acomodamos a su presupuesto para hacerlo posible porque solo podían darnos $3 o $4 por persona. Estar ayudando a los trabajadores de la primera línea nos hizo sentir muy bien".

 

Landrem calcula que se entregaron más de 500 comidas a policías, más de 350 a personal de hogares de ancianos y más de 750 a músicos y trabajadores de hotelería suspendidos sin goce de sueldo.

 

A muchas de esas entregas las hizo él mismo Landrem en su Tahoe 2017. "Es la tercera que tengo", cuenta. "Tuve una 1998 de dos puertas y una 2006". Cuando necesita concentrarse, el chef suele refugiarse en el pequeño estacionamiento del restaurante. "Mi Tahoe es como mi oficina. El restaurante tiene una oficina pequeña, pero hay mucha gente y mucho ruido. La Tahoe es el único lugar donde puedo acomodar mis ideas, armar un menú o armar un cronograma".

 

También tiene un papel importante en la vida de Landrem más allá de su negocio. "Me encanta ir a pescar. Con la Tahoe puedo llevar un remolque. Es una camioneta excelente. No tendría ningún otro vehículo. Andaré en una de estas hasta el día que muera".

 

Landrem se muestra cautelosamente optimista en cuanto al balance para el 2020. "Acabamos de recibir un pedido grande de mascarillas personalizadas, y el personal está listo para volver. Me gusta tener gente en el restaurante. Si hay alguien que puede manejarlo, somos nosotros".

 

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HISTORIA: REX ROY / FOTOGRAFÍA: CHRIS GRANGER / ILUSTRACIÓN: KELSEY MONTAGUE