
2020-06-25 | Revista New Roads de Chevy
El comercio se levanta
En un momento de necesidad nacional, varias empresas con sede en Detroit mostraron una vez más su espíritu de innovación y se pusieron a trabajar juntas desinteresadamente por el bien de todos.
La pandemia ha afectado profundamente a todo el mundo. Y si bien casi todos hemos sufrido ansiedad y pesar, en estos días críticos mucha gente también dio un paso al frente para ayudarse mutuamente. Quizás uno de los lugares donde mejor lo podemos ver es en la tan afectada Detroit, la sede de Chevrolet. Aquí abundan las historias de gente que usa su ingenio, conexión y corazón para levantarse mutuamente.
Una por una, las empresas del área de Detroit han respondido con orgullo a lo que todas ven como la llamada del deber de su generación. No solo para con la gente de Detroit, sino para con todo un país que está pasando un momento sumamente difícil. Cuando se hizo evidente que el personal de primera respuesta no contaba con suficiente equipo de protección personal, los equipos de producción se alzaron con toda velocidad y energía para poner manos a la obra. Otros se encargaron de los alimentos. Otros buscaron maneras de impulsar las industrias más afectadas. Empresas rivales colaboraron. Colegas compartieron planes, proyectos y equipos. Y Detroit se puso a trabajar de nuevo.
Carhartt: "Este era nuestro momento".
El mundo estaba cambiando rápida e inquietantemente en la semana del 16 de marzo de 2020. Carhartt empezó a recibir llamadas y correos electrónicos a raudales desde todo el país. ¿Podía este fabricante de indumentaria, fundado en Detroit en 1889 y con sus oficinas centrales todavía muy cerca en Dearborn, fabricar equipos de protección personal (EPP), como mascarillas y batas?
Incentivados por las llamadas de sus clientes y la escasez crítica de EPP en todo el país, la compañía empezó a colaborar con otros fabricantes de EPP y usuarios para producir mascarillas y batas. "No hicieron falta reuniones ni decisiones para analizar si debíamos hacerlo", dice William Hardy, vicepresidente sénior de Cadena de Suministros de Carhartt. "Nuestras reuniones y colaboración se centraron en qué tan rápido podíamos hacerlo correctamente con los mismos estándares de calidad que siempre hemos tenido. Fue un trabajo conjunto y determinación que jamás había visto".
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No hicieron falta reuniones ni decisiones para analizar si debíamos hacerlo. Nuestras reuniones y colaboración se centraron en qué tan rápido podíamos hacerlo correctamente con los mismos estándares de calidad que siempre hemos tenido. Fue un trabajo conjunto y determinación que jamás había visto.
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Carhartt al inicio envió a sus empleados a casa con goce de sueldo para protegerlos, pero una vez implementados los equipos y planes para fabricar EPP, reincorporó a empleados voluntarios —con una bonificación salarial— para trabajar en sus instalaciones reacondicionadas donde ahora se harían evaluaciones de salud a diario, con máquinas más separadas para cumplir con el distanciamiento social y recesos rotativos.
Servir y proteger a la gente es uno de los pilares de la filosofía de Carhartt. "Carhartt tiene una larga trayectoria de dar un paso al frente para ayudar", explica Hardy. Durante la Primera Guerra Mundial la compañía fabricó uniformes militares de EE. UU. En la Segunda Guerra Mundial hizo overoles para soldados, trajes de camuflaje para los Marines en el Pacífico y ropa de trabajo para las mujeres de las fábricas en el frente interno.
Para mediados de mayo, Carhartt había fabricado más de 50,000 batas médicas y 20,000 mascarillas para personal de primera respuesta. Al igual que la "mejor generación" antecesora, "Estamos dando el ejemplo a las generaciones futuras", dice Hardy. "Este era nuestro momento. Esta era la oportunidad de nuestra generación".
Better Made: "Ahora nos toca a nosotros servir".
La gente de Better Made, la compañía de botanas más antigua de Detroit, respondió a la crisis del COVID-19 de manera bastante similar a Carhartt. Mientras que a millones de trabajadores estadounidenses se les pidió resguardarse en casa, el trabajo de la compañía de alimentos era esencial.
"Siempre lo vi como nuestro deber", dice Peter Gusmano, nieto del confundador de Better Made, Peter Cipriano. "Piénsalo: si la mayoría de los productores de alimentos cerrara, ¿cómo sería la vida? ¿Te imaginas no poder ir al supermercado a comprar algo? Todas las generaciones anteriores pasaron cosas terribles. Estamos agradecidos por lo que tuvieron que vivir, y simplemente sentí que ahora nos toca a nosotros servir".
A mediados de marzo, la demanda de Better Made se disparó cuando, en vista de la incertidumbre de la situación, los estadounidenses empezaron a consumir más de esas comidas que nos hacen sentir bien. "Pan, helado y papas fritas", dice Peter Gusmano. "Son comidas que nos hacen sentir bien y nunca nos pueden faltar. Una de las cosas que más me enorgullece es que pudimos contribuir a darle un poco de consuelo a la gente".
Gusmano quedó asombrado con la dedicación de los empleados de la empresa, cuyo 75 por ciento vive dentro de las 5 millas de la planta de Better Made en el lado este de Detroit. Pero el aumento en la demanda también trajo sus retos. "Pagamos un salario digno con prestaciones", dice Phil Gusmano, vicepresidente de Compras y hermano de Peter. "Pero mucha gente esta muy asustada. Así que instauramos una remuneración extra por el riesgo. Le estamos pagando a la gente bastante más para venir a trabajar dadas las circunstancias".
Y si bien los empleados Better Made ya usaban mascarillas y guantes para trabajar, conseguir desinfectante para manos fue una especie de Santo Grial. Como muchas empresas de Detroit, Better Made encontró la salvación a fuerza de innovación y contactos.
"De hecho encontramos una destilería en Lansing [Michigan] que pudo readaptar sus operaciones y empezar a producir desinfectante para manos", explica Phil Gusmano. Fue un giro genial, la destilería usaba almidón de papa de Better Made para producir vodka antes de pasarse a la producción para desinfectante de manos. "Ahora sale de aquí y vuelve", dice Peter Gusmano.
Fue así que 250 empleados de Better Made perseveraron y cubrieron la gran demanda de los clientes. "Nuestros empleados de verdad han dado un paso al frente para ayudar a alimentar este país", dice Phil Gusmano. "Sin ellos no podríamos hacer nada de lo que hacemos".
Better Made también ha entregado innumerables cajas de botanas gratis a personal de emergencias en todo el sudeste de Michigan, incluso a hospitales sobrepasados con pacientes con COVID-19 y también a policías y bomberos.
"Siempre hemos apoyado a la comunidad", afirma Mark Costello, vicepresidente de Ventas y Marketing. "Es una manera simple de mostrar nuestro agradecimiento rápido y con eficacia".
Red Wings: "Queríamos hacer algo para ayudar".
El 20 de marzo de 2020, Paul Boyer se estaba acostumbrando a estar en casa en vez del Little Caesars Arena. Fue entonces que el gerente de equipos de los Detroit Red Wings recibió una llamada del director ejecutivo Chris Ilitch. "Me dijo que Chevrolet iba a fabricar mascarillas", dice Boyer. "En ese momento no sabíamos el impacto de que todos tendrían que usar una mascarilla".
Chevy había lanzado un proyecto de respuesta rápida para fabricar mascarillas a escala en su planta de producción en Warren, Michigan. El último paso en la producción de mascarillas era la desinfección. Lamentablemente, la compañía automotriz solo podía desinfectar 2,000 mascarillas por vez con la única máquina portátil de desinfección con ozono que tenía. Y quería producir cantidades mucho más grandes de mascarillas, y rápido.
"Chris quería saber si teníamos un máquina similar a la que ya tenían", dice Boyer. "Le dije que la teníamos, pero no era portátil como la que buscaban. Pero sabía dónde conseguirlas".
Como los equipos de hockey también tienen que desinfectar muchos equipos, entre ellos las mascarillas de los jugadores, Boyer ya estaba familiarizado con las máquinas de desinfección. Encontró la primera máquina desinfectante portátil en Precision Blades, una tienda de hockey en Grosse Pointe, Michigan. "Después llamé a cinco equipos de hockey que sabía tenían las unidades portátiles", cuenta. "Me comuniqué con equipos que estaban geográficamente cerca. Sabía que el equipo de San José tenía una, pero estaba demasiado lejos como para enviarla y habría tardado demasiado en llegar aquí".
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Detroit ya no es la de antes. Detroit es diferente.
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El tiempo y la geografía no fueron los únicos retos. "Algunos equipos no podían entrar en sus instalaciones", agrega Boyer. "Así que tuve que ver cómo me las arreglaba con eso. Los equipos de Filadelfia y Chicago pudieron entrar a sus propias instalaciones. Para el miércoles siguiente ya teníamos las dos unidades funcionando en Warren".
Gracias a esto, Chevy pudo duplicar su producción y ahora está fabricando más de 3 millones de mascarillas desinfectadas al mes, y la mayoría se donan.
Boyer trabaja con los Red Wings desde hace 25 temporadas y rápidamente descarta cualquier mención de heroísmo. "Llamé a mis amigos y les dije que Chevy está fabricando mascarillas. Necesitan ayuda. Necesitan estas máquinas como parte de su proceso. Eso fue todo", dice. "Tan solo ayudé con una pieza del rompecabezas. Conseguir estas máquinas simplemente ayudó con este obstáculo".
Igualmente, conseguir estas máquinas de desinfección fue gratificante. Y ayudar está en el ADN de Detroit. "Si uno se pone a analizar los últimos 5 a 10 años de esta ciudad, eso es lo que se destaca", comenta Boyer. "Detroit ya no es la de antes. Detroit es diferente".
Detroit Hustles Harder: "Estamos juntos en esto".
Primero se canceló del Desfile del Día de San Patricio de Detroit 2020. Después se pospuso la apertura de los Detroit Tigers. Luego la mayoría de los demás festivales y eventos de verano que generaban casi todos los ingresos para la emblemática marca de ropa Detroit Hustles Harder.
"Para nosotros al principio fue un gran golpe porque estos eventos no se iban a hacer", dice Brendan Blumentritt, cofundador de Aptemal Clothing y su marca estrella junto con Joseph (J.P.) O'Grady. "Nosotros hacíamos nuestro plan comercial en torno a cualquier cosa que trajera grandes cantidades de gente a la ciudad".
Blumentritt y O'Grady vieron cómo el golpe fue muchísimo más grande para sus amigos del arte y la industria de servicios. Los restaurantes, bares y espacios artísticos tuvieron que cerrar y estaban tratando de recaudar dinero vendiendo mercadería en línea. "Uno puede poner una camiseta en línea y venderla, pero hay que preocuparse por quién la va a imprimir, quién la va a enviar, el servicio al cliente, y un montón de cosas que los bares y restaurantes no están preparados para hacer", explica Blumentritt.
Por suerte, Detroit Hustles Harder ya tenía una plataforma en línea y un sistema de distribución. Así nació Hustle for a Cause. El par colaboró con más de 50 artistas, bares, restaurantes, locales de música, cafeterías y otros negocios de Detroit para ayudar a aquellos directamente afectados por el COVID-19. La recaudación neta va directamente a sus socios o a la causa que prefieran.
Colaborar, incluso entre negocios que compiten entre sí, es fácil en Detroit porque somos una gran ciudad con mentalidad de pueblo chico", dice Blumentritt. Aquí las comunidades creativa y de servicio son muy unidas. "Estamos juntos en esto. Siempre ha sido así. Hemos crecido orgánicamente a través de esa gente, así que lo lógico es que intentemos retribuirles lo más posible durante este momento ahora que tenemos una plataforma más grande para hacerlo.
"Detroit siempre ha tenido cierta energía, independientemente de que a que la economía o a la ciudad le vaya bien", agrega. "Detroit siempre encuentra una manera de hacer algo de la nada. Tenemos talento de sobra. Y estamos rodeados de gente buena".
Hustle for a Cause ha tenido "un éxito abrumador", agrega Blumentritt. "Es de verdad genial ver cómo tanta gente se ha unido para apoyar a estas pequeñas empresas y artistas. Estamos muy agradecidos de tener esta oportunidad de poder hacer esto".
Hustle for a Cause no solo ayuda a sus socios en el corto plazo, también sirve para que la gente ya los conozca más adelante. "Es genial ser parte del motor que impulsa la ciudad", dice Blumentritt. "La cultura aflora de verdad al explorar la ciudad a través de estas pequeñas empresas. Ahí es donde uno puede ver de verdad lo que la ciudad tiene para ofrecer".
HISTORIA: LESLIE SCHNEIDER / FOTOGRAFÍA: CARHARTT / VIDEOS: TAPROOT