
2021-09-27 | Revista New Roads
Sneaker School
Existe un animado movimiento en torno al coleccionismo, la reventa y el diseño de tenis de edición limitada. Sin embargo, estos pares poco comunes no terminan con los zapatos que fabrican las grandes marcas; también hay una industria artesanal de personas que hacen los suyos. Para comenzar, todo lo que necesitas es una idea.
La idea no es la parte más difícil. Cualquiera puede soñar. Aunque no pases gran parte de tu vida obsesionado con los zapatos o no te consideres un adicto a los tenis, puedes imaginar cómo sería tu par ideal. ¿Qué crearías si tuvieras la oportunidad de hacer un zapato a medida completamente propio? Podrías ocultar un mensaje en tinta activada por el calor que solo sea visible a una determinada temperatura, podrías moldear un logotipo que tenga la apariencia de un proyectil arrojado por un personaje de animé. Podrías renovar unos tenis de baloncesto con un conjunto de pieles más exóticas y afelpadas de lo que permiten los márgenes habituales de las marcas de ropa deportiva.
El análisis minucioso no es la parte más difícil. Los cuidadosos cortes y los trozos desparramados de apreciados diseños pueden hacer que algunos puristas de los tenis se desmayen, pero desarmar algo es aún más fácil que volverlo a armar.

La parte más difícil de Sneaker School, una operación con sede en Los Ángeles donde los estudiantes aprenden a diseñar y hacer sus propios zapatos, es hacer que las piezas coincidan. Durante varios días de cursos intensivos, los estudiantes desmontan un par de zapatos, crean diseños con las piezas que los componen y con nuevos materiales y luego hacen el zapato de nuevo pegando la parte superior a la suela original. El zapato izquierdo y el zapato derecho deben ser una imagen en espejo. Si no es así, tienes un gemelo más pequeño en el conjunto, una mitad inclinada que altera el equilibrio.
"Intentamos enseñarles a los estudiantes a hacer ambos al mismo tiempo en lugar de solo un pie", señala Trey Franz, un estudiante que se convirtió en profesor. "Diría que lo más difícil es mantener la congruencia, porque estás haciendo dos".
La escuela busca impartir las habilidades de un oficio que es sumamente importante: durante la mayor parte del tiempo en que hemos sido bípedos, los seres humanos hemos necesitado calzado, pero sigue siendo algo poco conocido. El producto va más allá de la mera función, lleva a las personas que usan tenis a decir algo sobre su identidad y su cultura. Son personas que pasarán muchas horas haciendo fila para conseguir las ediciones retro de Nike Air Max y que pueden recitar de un tirón todos los próximos colores de la línea Yeezy de Kanye West.


The Sneaker School tampoco es exactamente un nicho. La escuela ha pasado de ser una operación de garaje que comenzó hace cinco años a una institución hecha y derecha con 30 empleados, que organiza sesiones en todo el mundo y con la ambición de llevar su plan de estudios a las escuelas públicas. Es la creación de Dominic Ciambrone, un personalizador de calzado deportivo apodado "The Shoe Surgeon", que se hizo un nombre en los últimos diez años al rediseñar tenis icónicos para satisfacer los deseos de sus clientes, que eran cada vez más importantes.
Si bien Ciambrone viene del mundo de los adictos a los tenis (todo comenzó con la forma en que se destacaba en la escuela secundaria gracias a sus Air Jordan 1 cuando era adolescente en California), el alcance de su escuela no termina allí. Una de sus estudiantes fue una madre que asistió para averiguar cómo hacer un par de zapatos a medida para su hija con parálisis cerebral, que tenía problemas con los cordones tradicionales. Ha visto a familias que asistieron a la escuela y lograron una unión a través de los tenis.
"Tienes a un niño de 13 años que quiere tomar la clase, y luego su padre quiere hacer lo mismo, entonces la toman juntos", dice Ciambrone. "Tienes a alguien que dejó su trabajo para intentar algo nuevo. Tienes a una persona que vendió su automóvil o su colección de zapatos solo para ser parte de esta clase. Y luego tienes a las personas que quieren convertirlo en un negocio".

Desde un punto de vista egoísta, Ciambrone básicamente está educando a su próxima generación de competidores: aquellos que quieren comenzar a hacer sus propios zapatos y generar ganancias. Las grandes marcas de tenis, las corporaciones globales, nunca revelarían sus conocimientos. Pero Ciambrone tiene un enfoque más abierto y prefiere difundir las habilidades que tiene todo lo posible. Ve a la industria de los tenis más como una comunidad, un espacio en el que los secretos comerciales en realidad deben intercambiarse con quienes tienen cosas en común, no mantenerse como propiedad exclusiva. Al igual que las mejores escuelas, promueve el intercambio de ideas.
"Quiero que más personas hagan este tipo de cosas", dice Ciambrone. "No me quitarán nada".
En todo caso, multiplica sus contribuciones, dibujando un árbol genealógico de diseñadores y productos. Cada rama, por muy personal que sea, puede remontarse de alguna manera a él. Las creaciones a medida que salen de Sneaker School, piezas de arte funcionales en los pies de quienes las usan, son profundamente idiosincrásicas, pero continúan siendo parte de la historia de Ciambrone. En una de las primeras clases, alguien lo comparó con Bruce Lee en este sentido. "¿A qué te refieres?" fue su respuesta. "¿Puedo darle un golpe de karate alguien?"
Lo que el observador vio fue una similitud en cuanto a ser un guía y la importancia de transmitir una habilidad, aunque en este caso no sean las artes marciales (aunque cada uno ha dejado su marca con los pies).

Sus padres lo apoyaron en su sueño, que Franz veía como una inversión en el panorama general de su futuro. El panorama, los zapatos que hizo en esa primera clase, no lucía exactamente como él esperaba.
"De inmediato, muchas de mis ideas no eran posibles", dice. "Al principio, fue una especie de decepción, pero luego te das cuenta de que es para mejor".


"Cuando enseñas a alguien que nunca ha hecho nada de todo esto en una semana, tienen que regresar, perfeccionarse y practicar, practicar y practicar", explica Ciambrone.
Pero cuando las cosas salen bien y las horas rinden fruto, se produce algo verdaderamente mágico. No se puede exagerar lo especial que es convertir una imagen que te has formado en la cabeza en un objeto en tres dimensiones.
"Una de las partes más gratificantes es ver algo como una idea y que realmente se convierta en algo tangible", señala Ciambrone.
El producto no es el único premio. En su papel en Sneaker School, Ciambrone cree que puede cambiarles la vida a las personas. Si bien viaja para realizar talleres y cumplir con compromisos, y no está tanto tiempo enseñando como cuando comenzó el negocio, Ciambrone aún está al frente de algunas clases. Comienza cada una de ellas con afirmaciones y orientación recogidas de sus propias experiencias en la industria. Cree en el proceso tanto como en el producto.

"Son felices haciendo esto, eso es lo más importante", dice Ciambrone refiriéndose a sus estudiantes. "Esta creatividad ayuda a las personas mentalmente".
Los zapatos llevan a las personas a entrar al salón, pero lo que ellas hacen con ellos las lleva a otro lugar. Un paso hacia una nueva dirección, hacia una próxima fase de la vida o tal vez, solamente hacia un lugar temporal, más tranquilo. En la jerga del marketing de marcas de tenis, escuchamos a Spike Lee y a Michael Jordan decir: "tienen que ser los tenis". Pero Ciambrone no necesariamente lo ve de esa manera.
"Es mucho más que solo los tenis", afirma.
HISTORIA: BRENDAN DUNNE / FOTOGRAFÍA: CHRIS STRALEY